Miles de personas continuaban anoche en la Plaza de la Encarnación de Sevilla. Durante el debate público un joven ha agarrado el micrófono y ha dicho textualmente: “voy a proponeros una metáfora: nos quedamos 15 segundos en silencio como para representar el tiempo en que nos hemos quedado dormidos y luego expresamos nuestra rabia con un grito que simboliza la manifestación de hoy.”
La dinámica silencio-grito es utilizada simbólicamente para enfatizar el momento y crear un ritual socio-político. En el silencio se crea cohesión, tensión, emoción y posibilidad de reflexionar. El silencio sacraliza el evento y exorcizando el periodo de astenia social anterior quiere ofrecer una reacción participativa a la sobrecarga cotidianas de informaciones. El vacío se materializa y, reivindicando una catarsis, una purificación del debate y de las practicas, acaba creando expresiones de participación política innovadoras.
La metáfora sonora impone por algunos segundos una vivencia del lugar extraordinaria: el uso social de juntarse en silencio choquea por su atipicidad dentro del contexto sevillano y de su cultura del ruido.
La etapa siguiente es, en efecto, la vuelta a la norma pero a través de la explosión colectiva de sonidos, la liberación sonora, la vibración del cuerpo y de las estructuras arquitectónicas, “las setas”, que trasforman la entera plaza en una caja de resonancia. Es la reapropiación del espacio acústico, que es espacio de información: es el momento de gritar. La resistencia social habla el leguaje sonoro de forma estratégica por la constatación de su expresividad y fuerza simbólica: es el desafío del grito mudo es la Encarnación del sonido en el debate político.
Que bueno Ermanno!
ResponderEliminarMe ha encantado!
Elena